De pequeño no me gustaban los pimientos. Bueno, ni los pimientos, ni la cebolla, ni el ajo. Era un suicidio gastronómico, inducido por la edad, que me hacía renunciar a esos ingredientes que consiguen alegrar cualquier plato por insípido que éste sea.
Claro, uno crece, ¡qué remedio!, y aquellas cosa que no gustaban suelen empezar a gustar (bueno, algunas no, los traumas infantiles, coles de bruselas en mi caso, nunca te abandonan). La cuestión es que yo ya adoro las cebolla y los ajos, pero sobre todo, los pimientos. Es una pequeña historia de amor que comienza, supongo, cuando a la tierna edad de… no me acuerdo. Bueno, que de pequeño me gustaba la guindilla y me iba a por ella siempre que había un plato que la contuviese. Que, por decir algo, un bacalao al pil-pil tenía una guindillita, pues yo a espachurrarla sin piedad con pan y para adentro. Mi madre, claro, «¡que este niño se va poner malo!» y yo, pues sí, alguna vez me puse malo.
Al resto de pimientos, los que tienen sabor a pimiento, fue más talludito cuando me aficioné a ellos. Pero fue muy rápidamente. Un nada-todo. Qué cosa puede haber más rica que, por ejemplo, unos filetes rebozados de gallo del lunar acompañados de unos pimientos de cuerno de cabra de Conil, fritos a fuego lento y salados con un pellizco de sal gorda. Y qué decir, por seguir con los ejemplos, de unos pimientos asados aliñados, simplemente, con ajo muy picadito, sal y un buen chorreón de aceite de oliva virgen; y sometidos a un buen meneo para que ligue el aceite con el líquido de los pimientos. En ambos casos, sabor y aroma de pimiento a plena potencia. Sin emperejilamientos ni faralaes.
El otro día, de compras en el mercadillo de Badajoz, en una de las fruterías (esas fruterías en las que la compra se convierte en una aventura y en donde las relaciones sociales, facilitadas gracias a la empatía que genera una conversación sobre el aspecto de las lechugas o de los tomates, te reconvierten a creer aún en el ser humano) encontré pimientos de bola. Unos preciosos pimientos de bola colorados, pequeñitos, de piel no muy gorda y olorosos. Muy olorosos. Vino entonces, inmediatamente, a mi memoria unos pimientos rellenos de carne picada que hacía mi madre y recordé lo ricos que estaban. A lo mejor fue este plato, no lo recuerdo, el que hizo que me a mí me gustasen definitivamente, en un momento de mi vida, los pimientos. Mi memoria falla en determinadas situaciones, pero por si acaso fue así, los compré e hice la receta.
Pimientos rellenos con carne picada
Ingredientes (4 personas):
- 4 o 5 pimientos de bola rojos.
- 300 o 350 gramos de carne picada mixta (cerdo-ternera).
- Ajos.
- Cebolla.
- Pimienta Negra.
- Orégano.
- Miga de pan o pan rallado.
- Huevo.
- Leche.
- Vino blanco.
- Harina.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
Elaboración:
- Se prepara la carne mezclándola con un huevo, un poco de pan rallado o miga de pan cortada en trozos pequeños, un chorrito de leche, un diente de ajo picado muy finamente, 1/4 de cebolla que habremos pochado previamente, la pimienta, el orégano (podéis sustituir el orégano por otras especioes como la nuez moscado o el tomillo, o echar las que más os gusten) y la sal. Se deja reposar al menos una hora.
- Mientras está reposando limpiamos los pimientos. Para ello, lavamos el pimiento bajo el agua, cortamos la parte superior con un cuchillo y extraemos todas las pepitas del interior.
- Una vez la reposada la carne se prepara. Para ello, en una sartén se echa un poco de aceite, pochamos algo de cebolla y también, si nos apetece, podemos cortar unos taquitos de jamón y hacerlos junto a la carne. Para que la carne se haga uniformemente pondremos el fuego medio e iremos moviéndola con un cucharón de madera. Debe quedar sueltecita y no es necesario que esté totalmente hecha.
- Cocinada la carne, se van rellenando los pimientos con una cuchara y los ponemos de pie en una fuente de cristal. Si vemos que no se quedan de pie, podemos cortar un poco la base inferior del pimiento para que asiente bien.
- Ponemos el horno a calentar a unos 200 ºC y mientras lo hace introducimos la fuente con los pimientos.
- Mientras se calienta el horno hacemos una salsa rubia. Para ello ponemos a pochar una cebolla en una sartén y agregamos una cucharita de harina. La tostamos y cuando veamos que coge color se hecha medio litro de vino aproximadamente. Aunque yo no lo hice porque no tenía, si queréis, podéis mezclar el vino con un caldo de verduras, mitad y mitad. Se deja un rato a fuego bajo-medio la salsa rubia hasta que espesa ligeramente.
- Una vez terminada la salsa rubia, se baja el horno a unos 180 ºC, y se echa sobre los pimientos. Dejamos los pimientos en el horno hasta que veamos que éstos están asados a nuestro gusto.
Notas:
- Aunque los pimientos que recomiendo son rojos, por supuesto, también se puede hacer con pimientos de bola verdes.
- La carne picada que usé era mixta de ternera y cerdo, pero si lo preferís podéis usarla solo de cerdo o ternera.
- La cantidad de carne que os he indicado es aproximada, ya que depende del tamaño del pimiento. En mi caso, en cada pimiento cabían unos 60 gramos, de ahí la cantidad que os recomiendo. Si no lo tenéis claro, podéis hacer carne de más y la que os sobre la congeláis para hacer posteriormente una pasta a la boloñesa o cualquier otro plata que creáis oportuno.
Me encantan los pimientos asados, estoy segura que esta receta será bien recibida en mi casa un día de estos.
Gracias Santiago.
Gracias Sofía. A mí también me encantan. Esta forma de hacer los pimientos, además, es muy saludable, ya que no se fríen como en otras preparaciones. A mí me encantan. Eso sí, es fundamental que encuentres unos buenos pimientos con carne suficiente y piel finita. Pero seguro que tú eso lo encuentras sin problema 😉
Un abrazo
Santiago
No sé por qué puedes decir eso ¿será porque mi marido trabaja en un almacén de frutas y verduras????… Pues lo mismo es por eso.
Que ricos, yo hago a menudo los pimientos rellenos de forma parecida, siempre verdes y escogidos en tamaño para la ocasión, ya que tengo huerto y puedo darme ese lujo.
Este año hemos plantado por primera ve el tipo de pimiento que has usado y tengo una buena bolsa de ellos, bien rojos, para cocinarlos en esta semana.
Me gusta la idea de ponerle el jamón a taquitos y no molerlo junto con el pan rallado, ajo y perejil, como yo hago, el resto lo hago igual, excepto que los termino en una cacerola tapada. Los voy a poner al horno como has hecho tu.
Hola Chary,
que suerte el que puedas tú misma disponer de tus pimientos. Espero que te gusten la variantes que yo propongo con respecto a tu receta. Yo haré algún día las que tú me comentas.
Un saludo
Santiago
Santiago, que bueno te han quedado los Pimientos rellenos, tienen un aspecto delicioso, siempre estoy buscando nuevas recetas y esta me ha gustado mucho. Ademas las fotos excelentes.
Me ha encantado tu blog es excelente, felicitaciones!!
Tambien de dejo la receta de Pimientos rellenos al horno, como yo los hago, espero te guste.
Soy Cata tengo el blog de receta de Cocinas faciles, te invito a visitarlo, espero te guste y puedas incluirlo en tu lista de sitios recomendados.
Gracias.
Saludos Cata