Soy un despistado. Todo el mundo que me conoce lo sabe. Yo también lo sé. Para muchas cosas aplico piernas: que se me olvidan las llaves del coche en el despacho, pues subo a por ellas; que justo cuando he subido a por ellas me doy cuenta que la tengo entre los miles de papeles que llevo en los bolsillos de mi abrigo, pues vuelvo a bajar. Soy muy despistado. Me he dejado olvidado a mis hijos en distintos lugares: en la puerta del colegio a Jorge mientras que me iba a casa con Olga; o a Olga en la puerta de la academia de Inglés, mientras me tomaba un café en una cafetería esperando a que Marta saliese de ballet, sin acordarme del pequeño detalle de que ella terminaba sus clases de inglés entre medias. Nunca pasó nada grave, más allá del gran trauma paternal (que no sólo la infancia va a tener traumas) que me crea (y alguna riña, para que vamos a negarlo). A pesar de ello mis hijos me quieren (creo) y no ha acudido aún nadie a retirarme la patria potestad. Realmente soy despistado. Para solucionarlo me he propuesto varias veces escribir las cosas en una agenda, pero al cabo de los días me olvido de consultarla e inexorablemente la termino perdiendo. El mundo debe estar lleno de agendas de despistados.
Como no iba a ser menos, mi actividad «gastrococineril» no iba a ser una excepción. Muchas veces me cuesta varios viajes el comprar todas las cosas que necesito en el súper y, por supuesto, muchas más veces, cuando estoy entre ollas, me doy cuenta que algo se me ha olvidado. Desgraciadamente, para mí, el mise en place es en la cocina lo que la agenda es para el resto de mi vida: aquello que siempre me propongo y nunca consigo. Eso fue exactamentelo que me paso el pasado domingo.
Decidimos hacer en casa un pollo de campo (de los de verdad, no los amarillos que venden como si fueran de campo) que le habían regalado a mi mujer. A mí me gusta mucho el pollo al chilindrón que hace mi madre por lo que decidí ponerme manos a la obra. Tuve que acercarme al mercadillo a comprar tomates y pimientos que no tenía. Era una bonita mañana de invierno: sol y… más frío que robando tejas. Pero bueno, un buen pollo al chilindrón lo merecía. Como es obvio, ademas de los pimientos y tomates cayeron algunas cosillas más: unas alcachofas, patatas, mandarinas, pimiento choricero, escarola (que por cierto, me la dejé olvidada, supongo, en el puesto) y algún capricho más. Una vez llegué a casa me puse al lío: preparo el pollo; corto los tomates, las cebollas y los pimientos; doro el pollo en aceite; echo las verduritas y dejo que se pochen junto a la carnes para que vaya soltando su jugo… Miro, huelo… pintaza… Llega el momento en el que voy a echar el vino (aunque creo que el pollo al chilindrón no lleva vino en su versión original, en mi casa siempre se ha echado). Abro la nevera. Zona de las botellas. Busco una de manzanilla que tenía ahí. Sí, al lado del cajón de la fruta… Pues va a ser que no. Me enderezo y, ¡joder!, no tengo vino blanco. Puñetera memoria mía. Vuelvo a agacharme. Busco de nuevo. Que no, que no hay. Pero… ¡anda, mira lo que tengo aquí! Esto servirá. Chorreón a la cazuela y chup, chup, chup hasta que termina de cocer. Miro, huelo… pruebo… probamos… ¡un acierto! (Eso sí, a ver si me acuerdo de apuntar en la lista de la compra el vino).
Pollo al chilindrón con sidra natural
Ingredientes (para 4 personal):
- 1 kilogramo, aproximadamente, de pollo troceado.
- 350 gramos de cebolleta.
- 350 gramos de pimiento.
- 650 gramos de tomate.
- 225 mililitros (un vaso) de sidra natural (sí, esto fue lo que encontré en la nevera).
- Aceite.
- Orégano.
- Tomillo.
- Pimienta.
- Harina.
- Azúcar.
- Sal.
Elaboración:
- Limpiamos los trozos de pollo del exceso de grasa que pusiesen tener (pero no le quitéis la piel).
- Cortamos la cebolleta en cuadraditos más o menos grandes (mirepoix). Los pimientos los cortamos en tiras no muy finas (jardinera). Por último, escaldamos los tomates para pelarlos más fácilmente y los limpiamos de la pepitas. Cortamos los tomates en trozos grandes.
- Los salpimentamos y enharinamos ligeramente. En una cazuela ponemos un fondo de aceite y cuando esté caliente echamos el pollo para que se vaya tostando.
- Una vez que el pollo está ligeramente dorado, echamos en la cazuela las verduras (en el caso de que el pollo haya soltado mucha grasa al calentarse, quitamos algo de ella antes de echar la verdura). Movemos con una cuchara de palo, bajamos el fuego y tapamos la olla. Dejamos que la verdura se poche ligeramente con el pollo.
- Una vez que la verdura se haya pochado, subimos el fuego y agregamos la sidra, una cuchara de azúcar (el azúcar la echamos para contrarrestar la acidez que aporta el tomate y la sidra natural) y sal, tomillo y orégano al gusto. Dejamos destapado hasta que empiece a hervir. Una vez que lo haga bajamos el fuego, tapamos y dejamos cociendo hasta que la carne quede blanda y la consistencia de la salsa sea la que más os guste. Como os comenté en mi caso era un pollo de campo y lo tuve que dejar bastante tiempo: una hora y media.
- Probamos y corregimos de sal si fuese necesario. Servimos acompañado de una patatas fritas a dados y de una copa de buen vino tinto (o de sidra si os hubieseis olvidado del vino tinto). ¡Salud!
Notas:
- Como es obvio, si no sois tan despistados como yo, podéis usar vino blanco en vez de la sidra. Sin embargo os aconsejo que la probéis con esta última. Queda realmente rico.
- Si no vais a cocer tanto tiempo el pollo como yo, os recomiendo que echéis menos sidra para que la salsa no quede muy líquida.
algunos de tus despistes me los conocía jeje y aunque siempre sales del paso, en este caso me alegro que hayas salido con la sidra, porque el toque de la sidra, tanto en carnes como en pescado, es lo gran desconocido y le da un puntín que merece la pena probar.
Un besote
Jejeje, sí, tú eres una de las que sabes de mis despistes 🙂
Reconozco que para mí el usar la sidra ha sido un descubrimiento. Por aquí no se utiliza, como es lógico, pero me ha encantado el descubrimiento.
Un beso
Estoy completamente convencida que de todos los errores se aprende, me apetece probar este pollo, seguro que está riquísimo!
Pruébalo, te lo recomiendo, está realmente rico 🙂
Guauuu, qué maravillosa receta te ha quedado, y las fotos son estupendas en el paso a paso. Genial, me encanta este pollo al chilindrón, Santiago, en casa arrasaría…arrasará, lo haré
¡Hola Luz! No sabes la ilusión que me hace que vengas por aquí 🙂
Hazlo en casa, estoy seguro que vas a triunfar.
Lo de los despiste me lo creo, jejeje!!! Tiene muy buena pinta, es más lo de cocinar con sidra ultimamente lo hago a menudo. La vende en pack de 6 botellitas pequeñas y así es más probable que tenga en casa y no se me olvide… Me encanta la carne con la sidra, le da un toque especial.
Por cierto, voy el fin de semana, y quiero probar alguna de esas maravillas que haces
Jejeje, pues no sé porqué dices lo del despiste 😀
Pues creo que si venís este fin de semana vais a poder comer en casa.
Un beso
Buenísima receta Santiago, y un post muy divertido, gracias!!!!!!!!!!! Me has alegrado la mañana 🙂
Muchísimas gracias a ti. Me alegra un montón que te hayas divertido leyéndola. Un beso